Geotérmico, es un término que proviene de la lengua griega y que está compuesto por dos vocablos: geo (“Tierra”) y thermos (“calor”), es decir, “calor de la Tierra”.
La energía geotérmica, está vinculada a la energía obtenida a partir del aprovechamiento de calor del interior de la Tierra. Se llama energía geotérmica a la que se encuentra en el interior de la tierra en forma de calor, como resultado de:
El calor permanente que se originó en los primeros momentos de formación del planeta.
La energía geotérmica puede hacer uso de las aguas termales como los geíseres que se encuentran a poca profundidad, expulsan agua caliente y que emanan vapor. Otra fuente de energía geotérmica es el magma (mezcla de roca fundida y gases), como volcanes en sus fases póstumas, aunque no existen recursos tecnológicos suficientes para una exp
lotación industrial del mismo.
Lo habitual es que las plantas de energía geotérmica funcionen con un mínimo de dos pozos: de uno se obtiene el agua caliente, mientras que el otro se utiliza para reinyectar el caudal obtenido ya enfriado en el acuífero. Este sistema permite mantener el caudal de agua del yacimiento.
Cabe destacar que los yacimientos geotérmicos pueden agotarse y/o enfriarse, lo que supone que este tipo de energía no sea totalmente renovable.
Si bien la energía geotérmica es una de los tipos de energía renovable menos conocidos por la gente ajena al ámbito científico, es muy probable que todos hayamos visto los efectos de esta fuente natural de calor en acción más de una vez en nuestra vida; algunos de los ejemplos de su manifestación son las erupciones volcánicas, los géiseres, las fumarolas (grietas en la tierra que permiten el escape de vapores de agua y gases sulfurosos que proceden de algún conducto volcánico) y las aguas termales (conocidas especialmente por la relajación que producen al entrar en contacto con el cuerpo).
En Europa, el primer país en aprovecharla fue Suecia, a raíz de la crisis petrolera del año 1979.